No te diré que superar un desengaño es algo sencillo o fácil, porque no es así. Pero tampoco podemos afirmar que es imposible afrontarlo, porque mentiríamos. Es un proceso complejo, pero superable.
Dado que el desengaño es una mezcla entre puro dolor y sentimiento de traición, creo que te podrían interesar una serie de consejos útiles que te ayudarán en esos días en los que el cielo parece un poco menos azul y la noche negra como el ébano.
Nunca caigas en la desconfianza total
Tras sufrir un desengaño aparece una nueva desconfianza que parece invadir a todo aquello que te rodea, ya sean personas o proyectos. No es extraño que tras un desengaño, que no deja de ser una traición por alguien querido o una decepción por algo ilusionante que no llegó, caigas en la desconfianza total.
Es perfectamente normal el hecho de poner una coraza alrededor de nuestro corazón y desconfiar de todo para evitar que nos vuelvan a hacer daño. De hecho, no es una mala idea en el corto plazo, cuando tu dolor aún es reciente.
No obstante, llegará un momento en que tendrás que bajar las defensas. No puedes vivir desconfiando de todos y todo siempre. Es un grave error que logrará que te pierdas mucho de lo bello que el mundo te puede aportar.
Guarda el luto durante un tiempo y arma tu desconfianza. Pero llegará un día en el que tendrás que hacer acopio de valor, bajar tus barreras y volver a vivir con normalidad, sin miedo a cuanto te rodea y dejándote llevar por la ilusión, los sueños y la buena gente.
“¿Qué soledad es más solitaria que la desconfianza?”
Busca apoyos
Para superar un desengaño, nada como buscar apoyos. Todos tenemos buenos amigos, familias y personas que confían en nosotros y son merecedoras de nuestro cariño y amor.
En los malos momentos, cuando te sientes traicionado y desconsolado, lo mejor es buscar un hombro amigo sobre el que llorar y depositar tus penas. Deja salir todo cuanto te ha dolido y no tengas miedo de mostrarte débil o desamparado. Una persona que te ama jamás lo usará en tu contra.
Es muy bonito disfrutar de la gente a la que amamos y nos ama en los buenos momentos. Pero también es bello y tranquilizador el saber que hay personas que estarán ahí siempre, esperando para ayudarnos y tender su mano cuando algo nos haga falta.
No olvides que sacar todo lo malo de tu alma, compartir tu dolor y pedir ayuda para superar escollos no son signos de debilidad, sino todo lo contrario. Además, dos personas hacen más fuerza que una sola.
“La desconfianza es una señal de debilidad.”
Guarda el luto estrictamente necesario
Una vez hemos sufrido un desengaño, es lógico que tiemblen los cimientos incluso de aquello que creías más sólido a causa del dolor, de la traición y la decepción. Pero esta situación no debería durar para siempre.
Aunque no lo creas, dentro de tu corazón está la fuerza y la confianza suficiente para superar todo tipo de traumas. Tan solo hay que saber buscar entre tus fortalezas y exprimirlas al máximo para encontrar la energía que necesitas a la hora de salir adelante.
Jamás pienses que un desengaño durará para siempre. Nunca te digas que tú eres una persona débil y dependiente incapaz de salir adelante. Si no encuentras la fuerza que hay en el fondo de tu alma, es que no has buscado bien.
Nunca olvides que el luto por el desengaño no debe durar para siempre. Mantén conversaciones constantes contigo mismo a corazón abierto hasta que te conozcas lo suficiente para saber dónde están los rincones de tu ser en los que guardas el valor y la fortaleza que te permiten mirar hacia delante con energía y alegría.
Ante el desengaño, no pierdas el optimismo y el humor
Es cierto que en momentos de mucho dolor nadie tiene ganas de broma. Pero a la hora de afrontar el desengaño no hay mejor arma que el optimismo y el sentido del humor.
Nunca dejes de ser una persona positiva, optimista y alegre. Tal vez al comienzo cueste, pero es importante que busques el lado bueno de todo, porque está ahí, esperando que lo localices para hacerte feliz.
A modo de conclusión, me gustaría decirte que aunque un desengaño es un proceso duro, no es insuperable. Con la fuerza, la actitud, las herramientas y el positivismo necesarios, no hay nada que dure para siempre, por muy doloroso que sea.
fuente: La mente es maravillosa