Beber mucha agua con la comida
No queremos confundirte. El agua es un elemento grandioso y está bien comer tomando algunos sorbos que ayuden al tránsito de los alimentos por el tracto digestivo. Pero no hay que exagerar bebiendo vasos y vasos. El agua en abundancia diluye el ácido clorhídrico, elemento fundamental para procesar los pedazos de comida y convertirlos en nutrientes.
La solución es beber bastante agua alrededor de una hora antes de las comidas y solamente sorbos mientras te alimentas.
Comer muchos almidones y proteínas juntas
Bisteck con puré de papas. Hamburguesa y papas fritas. Todas son combinaciones gloriosas que luego nos hacen desmayar en el sofá. Grandes cantidades de harinas (pan, pasta, arroz, papas, etc) y de proteínas (pescado, pollo, huevos, carne) al mismo tiempo pueden causar reflujo ácido e indigestión. Los almidones se digieren rápido entonces se aglomeran durante horas mientras procesamos las proteínas. Esto hace que se fermenten y suelten los gases que nos inflaman el estómago.
Existen dos opciones. Si comes grandes cantidades, lo mejor es consumir las harinas antes que las proteínas. Sino, simplemente acompaña el pollo o la carne con pequeñas porciones de arroz o papa. Recuerda que también puedes complementar las comidas con vegetales que son más fáciles de digerir.
Beber agua fría con los alimentos
Y de vuelta con el agua. La mejor opción es que esté a temperatura ambiente. El agua fría restringe los vasos capilares, por lo que disminuye la habilidad del cuerpo para digerir los alimentos y absorber los nutrientes. Por otro lado, solidifica cualquier grasa que estemos consumiendo, dificultando su digestión. Todo esto hace que el organismo dedique menos energía al proceso digestivo al tratar de regular la temperatura corporal.
La solución puede ser asiática. Si no quieres agua a temperatura ambiente, puede ser agua tibia con un poco de limón o un té verde igualmente tibio. Ambos son excelentes para una buena digestión.